
Nos preocupa a todas. Causas, respuestas y remedios para un problema que ya no es solo cosa de hombres.
“Hasta un solo cabello hace sombra”. ¿Conoces esta frase? La pronunció un escritor latino hace siglos para enseñar que nada merece ser despreciado. Un pelo puede parecer insignificante, sí. Se calcula que una persona tiene aproximadamente cien mil, y pierde cada día entre 50 y 150. En otoño esa cifra asciende a los 400 por día.
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De acuerdo, no parece excesivamente preocupante… de momento. 1, 2, 50, 100… ¿cómo saber cuándo son más de la cuenta? No, no te proponemos contarlos.
Los expertos sugieren realizar la maniobra de Sabourad. Suena raro, pero no creas que necesitas haber alcanzado el nivel C para practicarla. Traducimos: maniobra de Sabourad o tirarse de los pelos. Y eso es algo en lo que ya tenemos cierta experiencia, ¿no? Ojo, sin pasarse. Tampoco se trata de arrancar el cuero cabelludo. Simplemente efectúa una leve tracción. Si se desprenden más de dos o tres, algo va mal.
Nada marca más tu apariencia que el cabello. Es como si enmarcara el rostro. Por eso se encienden todas las alarmas en el instante en que adviertes que empieza a clarear. ¡Horror! ¿Demasiado tarde? En absoluto. Así que mantén la calma.
Eso sí, no basta con mirarte al espejo e irte arrancando pelos al estilo Sabourad. Angustiarse de brazos cruzados es, sin duda, la peor opción. La melena que luces siempre va contigo. Te conviene invertir en ella.
Por qué se nos cae el pelo
No en sentido metafórico, claro. Si fuera así, los motivos serían aún más diversos. Hablamos de la pérdida literal del cabello. Respuesta: es el ciclo de la vida. Sin más. El pelo pasa por tres fases: crecimiento (anágena), estabilización (catágena) y caída (telógena).
En cuanto un pelo cae, el folículo piloso crea otro. Así que no es pérdida, sino renovación. Un proceso natural. Ahora bien, existen factores que pueden provocar una caída anormal del pelo, aunque también en esas circunstancias aconsejamos que no te precipites, ya que puede tratarse de trastornos puntuales.
Por ejemplo, hay periodos del año (otoño y primavera) en los que las raíces capilares detienen su actividad, mientras que el pelo ya formado continúa cayendo. Tranquila. La densidad capilar no disminuye. Una caída estacional puede ser responsable de que encuentres en el desagüe el doble de pelos que en el resto de épocas.
Entonces, ¿cuándo debes preocuparte? Cuando aprecies una pérdida muy abundante, que se prolongue durante más de tres meses o que vuelva tu cabello fino y quebradizo. Todos los anteriores son síntomas que aconsejan consultar a un especialista.
De todas formas, más vale prevenir que curar. En cuanto observes señales de alguna afección capilar, hay que ponerse manos a la obra. ¿A qué nos referimos? Pues a una caída apreciable, un pelo más graso, frágil o con caspa…
La alopecia no es solo cosa de hombres. Pese a ser porcentualmente bastante inferior, también las mujeres la padecen. Es mejor tratarla en un momento incipiente. ¿Qué pudiera desencadenarla?
- Predisposición genética
- Edad
- Hormonas
- Cambios de peso
- Estrés
- Administración de fármacos
- Patologías como la diabetes, el tiroidismo, la anemia, colitis ulcerosas, enfermedad de Crohn, etc.
- Dieta inadecuada
Queremos centrarnos en este último punto, ya que el cabello requiere vitaminas y aminoácidos esenciales que, en la mayoría de ocasiones, aporta la comida. Una mala alimentación genera déficit de vitaminas y oligoelementos. La falta de hierro, zinc o magnesio afectan a la salud capilar. Eso significa que mejorar nuestros hábitos alimenticios y recurrir a suplementos vitamínicos en caso de carencia resulta fundamental.
Qué vitaminas previenen o combaten la caída del cabello
Ahí van las top 5 que te ayudarán a mantenerlo sano. Incluimos alimentos ricos en cada una de las vitaminas mencionadas.
Vitamina A
Además de antioxidantes, contribuye a que las glándulas creen sebo hidratante.
La incluyen las espinacas, el brócoli, los nabos, las coles, los frutos secos, los lácteos o los huevos.
Vitamina B
Las vitaminas del grupo B transportan nutrientes al cuero cabelludo. Déjanos desglosarlas.
- Vitamina B3: Da brillo. Se encuentra en el atún, los tomates secos, el arroz o el pollo.
- Vitamina B5: También llamado ácido pantoténico, está presente en la yema de huevo, el salmón, los cereales integrales o los productos lácteos.
- Vitamina B6: La encontrarás en la carne de cerdo, el pescado, los plátanos, el grano integral y en diversas frutas y verduras.
- Vitamina B7: Repara y hace crecer el pelo. Está en las lentejas, los guisantes, los pescados y los lácteos.
- Vitamina B8: Quizás la conozcas como biotina, y la carencia de ella frena el crecimiento del pelo. La biotina proporciona fortaleza y volumen.
Vitamina C
Busca evitar la sequedad y consecuente pérdida del cabello. Sus antioxidantes luchan contra el envejecimiento prematuro.
La encuentras en fresas, cítricos como naranjas y mandarinas o verduras del tipo coliflor y pimientos.
Vitamina D
Colabora en la creación de folículos pilosos. Solemos recibirla mediante la exposición solar, pero también la obtendrás consumiendo queso, aguacates o pescado azul.
Vitamina E
Oxigena el cuero cabelludo y favorece la circulación. Mira si en la despensa guardas hortalizas, almendras o aceites vegetales.
Minerales y otros elementos
¿Buscas más aliados? Los hay. Procura incluir en el menú alimentos ricos en hierro (lentejas, carnes rojas, legumbres, quinoa…), magnesio (verduras de hoja verde), queratina y colágeno (ajo, cebolla, huevo, carnes, pescado…). También ácidos grasos Omega 3 y 6, presentes en el salmón, la caballa, los arenques, las sardinas, el aceite de linaza, de canola, etc.
Cuando la dieta no basta
Puede ser una buena idea recurrir a complejos vitamínicos que combinen las vitaminas indicadas más arriba con los minerales y micronutrientes que acabamos de mencionar.
Habrás de ingerir la dosis recomendada durante el tiempo prescrito.
Algunas de estas permiten aplicar el contenido de la cápsula directamente sobre la cabeza.
Hay suplementos nutricionales destinados a prevenir la oxidación del folículo y estimular su activación a través de principios activos como el zinc. Otros favorecen la creación de colágeno y la regeneración celular.
La posología y la forma de administración deberán venir marcadas por un especialista.
No te será difícil encontrar estos complementos nutricionales en farmacias, parafarmacias y páginas de internet del laboratorio que los fabrica. También en herbolarios y hasta en supermercados.
Hemos centrado este post en los beneficios que supone dotar al cabello de las vitaminas que necesita a través de una dieta completa y equilibrada. Como decía Hipócrates, «que el alimento sea tu medicina». Una opción complementaria es ayudarnos de suplementos específicos.
Ambas acciones han de emprenderse en cuanto adviertas las primeras señales de deterioro de nuestra salud capilar. Naturalmente no es lo único que podemos hacer por mantener el cabello sano y fuerte, pero de eso hablaremos otro día.